Qué herramientas claves existen para visibilizar las problemáticas sociales y promover la participación ciudadana en Argentina y América Latina.
Esta semana se llevó a cabo el Festival de Innovación y Tecnología Social (FITS), un espacio que tuvo como principal objetivo unir las causas sociales de América Latina a través del uso de la tecnología. La clave durante los encuentros fue debatir y articular cómo las personas ejercen su ciudadanía y qué herramientas se le brinda a la población para que se impulse la transformación social.
Este año, el FITS tuvo ciertos ejes basados en las problemáticas actuales como las movilizaciones ciudadanas, los procesos sociales, los bloqueos a Internet, tecnología y derechos humanos, las denuncias sobre violencia policial y la vigilancia digital de datos personales.
Tecnología cívica: qué es y cómo funciona
Una ciudadanía insatisfecha frente a problemáticas políticas y sociales en algunos países de América Latina – como Colombia y Chile – buscó reivindicar sus derechos humanos no solo desde las protestas tradicionales, sino también a través de otros canales. Allí surgió el uso de la tecnología como herramienta no solo de comunicación sino también de incidencia política.
En Colombia, por ejemplo, se desarrolló la plataforma “Temblores” en el marco de las protestas sociales que se vivieron en el país. El objetivo principal fue crear un espacio de políticas abiertas y lograr el empoderamiento de la ciudadanía a través del uso de la tecnología.
“Como la tecnología puede ser una herramienta para la incidencia política, la llamamos tecnología cívica, es decir, un uso de la tecnología que ayude al empoderamiento de las ciudadanías para fortalecer las democracias”, explica a minutouno.com Carolina Barada, coordinadora de estrategias pedagógicas en Faro Digital y directora ejecutiva de la ONG Wingu.
A partir de «Temblores» surgió el proyecto “Grita” que permite registrar y hacer denuncias sobre actos de violencia policial, ayudando a las víctimas y luchando para prevenir el abuso de autoridad por parte de la Policía.
Mientras que la ya conocida Change.org ofrece la posibilidad de publicar peticiones de los ciudadanos para determinadas políticas públicas. Esto, además de las denuncias, permite orientar y conocer qué opina la población sobre determinados temas a tratar.
“El eje es entender que hoy en día existe una ciudadanía activa y que las personas que ocupan cargos importantes en la política no pueden hacer oídos sordos a las necesidades y requerimientos de la población”, indica Barada.
Desde Wingu lo que se busca es potencial el impacto de estos proyectos e iniciativas sociales, impulsando la transformación digital mediante la implementación de desarrollos tecnológicos innovadores.
En Chile y México también se desarrollaron plataformas similares para visibilizar las problemáticas sociales: “Los casos de violencia institucional se cruzan en todos los países de América Latina. En México, particularmente, la problemática de la desaparición de personas es un tema recurrente”, resalta Barada. En este sentido, el CELS creó una plataforma para visualizar datos concretos sobre el tema.
Ante las denuncias y exposiciones de parte de los ciudadanos, Carolina Barada puntualiza que “de insistió mucho en cuidar y preservar la integridad de las personas porque al hacer las denuncias había mucha exposición y consideramos que debe haber cierto cuidado al momento de usar la tecnología en cuanto a la privacidad de los datos personales. Es algo en lo que se trabaja mucho dentro de las plataformas que se crean”.
Cuando la brecha digital atenta contra los Derechos Humanos
Debido a la pandemia, el FITS se transformó a formato digital, lo que demostró además la gran necesidad en la región de conseguir ayuda a través de la tecnología y la resiliencia de las plataformas para adaptarse a las circunstancias. Al mismo tiempo, se agudizó la brecha digital, al igual que muchos otros problemas sociales.
“El no contar con Internet genera que muchas personas no puedan acceder a sus derechos como seres humanos, a realizar trámites o incluso a obtener información clave sobre el Covid-19”, indica Barada sobre la problemática.
“Nos han compartido historias que ponen esta situación en imágenes concretas como sectores rurales en los que los chicos tenían que subirse a un molino para que el celular enganche la señal y con el uso de datos puedan descargar la tarea que le enviaban sus maestros”, detalla.
En este marco, en Argentina, “Caminos de la Villa” es una plataforma de acción ciudadana que permite acceder de manera sencilla a la información vinculada con los procesos de urbanización en las villas de la Ciudad de Buenos Aires y ver de qué manera se están llevando adelante.
“Lo que hicimos fue mapear las villas de la Ciudad de Buenos Aires, algo que no existía. Previo a esto solo aparecían como cuadros grises. Hicimos los mapeos con ayuda de las personas que viven en los barrios y eso permitió realizar reportes a la Ciudadanía sobre las diferentes problemáticas que se presentan, como inundaciones, problemas de electricidad e higiene”, explica Carolina Barada.
Su funcionamiento es simple, rápido y accesible: haciendo clic sobre cada uno de los barrios que están atravesando procesos de urbanización, puede verse en detalle las obras involucradas en dichas intervenciones, mejorando la transparencia en la ejecución de la obra pública y promoviendo el acceso a la información para mejorar los canales de participación.