Después de tantas idas y vueltas los productores se cansaron de las mentiras sobre el comienzo de la zafra 2019, y deciden tumbar las hectáreas de caña. Hay que decir que la caña que todavía está en pie ha sufrido no solo dos intensos meses de sequía, sino también hubo más de 200 hectáreas que fueron incendiadas de manera intencional, y según pudimos saber el rinde de la caña estaría en su nivel más bajo, lo que en definitiva le generaría solo gastos al colono a la hora de cosechar y entregarla para ser industrializarla, es por eso que ya varios productores decidieron tumbar la caña y comenzar con otro cultivo.
Los números de la cuenca cañera santafesina no cierran por ningún lado. Hace mucho. Y hoy menos que nunca. La debacle podría expresarse de varias maneras: de 800 productores apenas quedan 16; de dos ingenios queda uno que no está operativo; o el sueño de las 10.000 hectáreas del gobierno provincial hace 12 años -entonces había 8.300– se da de bruces con las 800/1.000 que hoy subsisten sin saber muy bien para qué.
La crónica de esta muerte anunciada se está haciendo demasiado larga y no hay peor situación para las 700 familias de la cuenca que dependen de esta actividad -entre productores, braceros y obreros de la industria- que seguir alimentando una falsa ilusión en lugar de “cerrar el cajón” (la frase es de un experto cañero) y empezar el duelo cuanto antes para concentrarse de inmediato en otra actividad que les permita sobrevivir, es por eso que ya los productores tomaron la decisión de levantar la caña y pensar en otro cultivo de inmediato.